Días atrás chegou-me um escrito intitulado “Ser Puta” publicado num blogue dum falsimédio galego na que a autora referia umha sua situaçom que sofreu no centro de Compostela quando um home increpou-na com comentários machistas (“Eran las 12 de la noche, la calle estaba llena de chicos jóvenes, y nadie intervino para parar a mi agresor”). A continuaçom comenta que “al día siguiente, escribí mi experiencia en Facebook y recibí una oleada de solidaridad manifestada en forma de más de 560 likes, 47 comentarios y 224 compartidos. El post se llamaba “Ser mujer” y, sin saberlo, acababa de hacer un experimento sociológico de lo más interesante. Justo debajo de esta entrada había colgado, tres horas antes, la noticia de la chica muerta en la inundación del prostíbulo malagueño en donde trabajaba. Este post tuvo tres me gusta, un comentario y nadie lo compartió”.
A leitura do seu post colhia por momentos um razonamento no que eu concordava cem por cem: o da invissibilidade social das putas e mais ainda a das putas migrantes. Mais a minha concordância foi-se apocando a medida que ia dando leitura ás suas meditaçons ao respeito e a minha empatia já desaparecera por completo quando cheguei ao penúltimo párrafo: “Porque los que defienden la prostitución se olvidan casi siempre de las putas, o lo comparan alegremente con el trabajo de oficina, o el de fregar suelos. Como si una pudiese llegar a su casa y comentar con la misma facilidad que estás hasta las narices de pasar el mocho, que de chupar pollas, contraer la sífilis o tener un desgarro anal. Si eres puta estás socialmente muerta. No existes. Y esa es la realidad de la mayor parte de estas mujeres. A pesar del moderno discurso de que aquí es puta la que quiere, el 90% de las prostitutas lo hacen en contra de su voluntad, porque no les queda más remedio, porque son pobres o están en situación de exclusión social. Y eso es algo que no dicen los que defienden la prostitución, en su mayoría proxenetas y propietarios de clubs de alterne que ahora forman incluso sindicatos para que dejemos a las putas ser putas libremente”.
E fiquei frustrado!! Vaia!! quem optamos por defender as prostitutas e damos luz aos coletivos que estám a querer vissibilizar suas luitas pola dignidade, resulta que somos as culpáveis de que estejam invissibilizadas socialmente e além a maioria de nós somos proxenetas!!!. Mas, como acostumo a fazer quando nom me sinto capacitado a respostar, mirei de buscar algumha outra opiniom (dumha mulher) que nom fora por esses derroteiros da criminalizaçom e mira por donde, hoje atopei, e sem estar na busca, este escrito assinado por umha puta, que assina como Linda Porn e decidim dar-lhe pulo (e traduzi-lo, se bem acá está o original em castelá, publicado com data de ontem):
Carta dumha Puta ás abolicionistas
Continuar lendo →